domingo, 28 de febrero de 2010

Souvenirs de la France...


Oh là là! En mi intento por recuperar textos pasados he recordado esta redacción que redacté a raíz del viaje de intercambio que hice a Francia en 3º de la E.S.O. Si hay cosas que inspiran, son los viajes, sin duda...

Estábamos todos bastante nerviosos cuando llegamos al aeropuerto de Orly era nuestra primera prueba de fuego, el primer contacto con las familias de acogida. Yo me marché con mi familia; mi corresponsal, su madre y su hermana. Hacía frío y me resigné a abandonar los veinticinco grados que hacía en Sevilla. Llegamos hasta la casa cenamos y nos acostamos, todavía no me acostumbraba al francés, por suerte mi corresponsal hablaba bastante bien el español y el padre de esta era portugués, por lo que sabía algo de español. Al día siguiente fuimos al lycée o instituto era magnífico, tan grande y bien dotado. Nos recibieron bastante bien con un pot d´accueil (literalmente una copa de acogida) luego nos dispusimos a visitar París y yo me sentí aliviada al poder volver a hablar español, echaba en falta mi lengua.
El jueves 22 de marzo visitamos el barrio latino, Nôtre Dame y el centro. Comimos en la plaza del Ayuntamiento (Hôtel de Ville). Tuvimos que subir 205 escalones para ascender a lo más alto de la torre de la catedral de Nôtre Dame pero mereció la pena, por las vistas y las gárgolas que allí se podían contemplar. No pudimos visitar Sainte Chapelle porque estaba completa, una verdadera lástima. Pero visitamos el centro Pompidou y una de las exposiciones que allí había. Este edificio es sorprendente, con esos paneles de diferentes colores y las láminas transparentes. Poco a poco yo empezaba a soltarme con el francés a veces me sorprendía a mí misma, era maravilloso.
El viernes 23 de marzo subimos la torre Eiffel y yo, por mi parte creo que no pasé más frío en mi vida, el día estaba gris y lluvioso y por si esto no fuera poco soplaba un viento gélido que nos congelaba las manos pero pese a todo esto, la vista era irrepetible. Visitamos muy de pasada los campos Elíseos y el arco del triunfo pero pudimos llegar a tiempo para el barco del Sena.
El fin de semana (días 24 y 25 de marzo) lo pasamos en familia pero nosotros conseguimos organizar un rendez-vous (una cita) con la gran mayoría de los corresponsales. Lo pasamos en grande en la bolera todos juntos. Yo fui con mi familia a un precioso parque y a dar una vuelta por los campos Elíseos. Además el viernes por la noche salimos a dar un paseo por París y aproveché para hacer muchas fotos. París iluminada durante la noche es mucho más hermosa que con la luz del día. Pude ver, además, a la torre Eiffel, “chispear”. Cada hora en punto, por la noche, las bombillas de la torre Eiffel, parpadean creando un efecto muy vistoso.
El lunes 26, visitamos Disneyland París. Yo ya lo había visitado anteriormente por lo que no me resultó nada nuevo pero me gustó volver a verlo. El día allí fue trepidante, queríamos aprovecharlo al máximo, me daba la impresión de que íbamos contrarreloj. Las únicas paradas que nos permitimos fueron la de la comida y un breve paseo por las tiendas. Fue un retorno a nuestra infancia y a mí ni siquiera me dio tiempo a hacerme una foto con algún personaje Disney pero si a fotografiar a mis amigos. El día pasó muy rápido. Hubimos de abandonar el parque temprano para tomar el tren de regreso a París, todos nos quedamos con ganas de más.
El martes 27, le tocó el turno a Montmatre barrio bohemio de pintores antiguo pueblo alejado de París lo que marca su estética tan encantadora y rústica. Sé de algunos alumnos que se enamoraron de este barrio y que juraron volver. También visitamos la basílica del sagrado corazón (Sacre Coeur) en mi modesta opinión, el edificio es mucho más bonito por fuera que por dentro, con esa piedra blanca las cúpulas y las escaleras. Pero también mereció la pena visitarla. Luego nos dirigimos hacia el museo de Orsay, antigua estación de trenes que aun conserva el enorme reloj en uno de los vestíbulos. Un edificio muy hermoso en el que todavía parecen escucharse los rugidos de los trenes. Me fui con las profesoras a contemplar las obras de los pintores impresionistas y aprendí mucho sobre como ver una obra pictórica y sobre la vida de algunos pintores franceses de ese período.
El miércoles 28 visitamos (al fin) el museo del Louvre. Nos dimos mucha prisa por encontrar las obras más representativas del museo. Nos sumergimos en la contemplación de la Mona Lisa y apreciamos ese halo de misterio que la envuelve, con esa mirada que te sigue siempre y esa tímida sonrisa que apenas se percibe si contemplas el cuadro en general. Pude ver el código de Hammurabi el primer sistema legal de la historia y otras muchas obras como la Venus de milo y las bodas de Caná un cuadro majestuoso tanto por sus dimensiones descomunales como por el estilo utilizado. También visitamos el teatro de la ópera. Sólo durante media hora pues llegamos muy tarde pero nos pudimos ver rápidamente los pasillos y las escalinatas todo de un estilo recargado que embelesaba. Nos dimos un largo paseo por las cercanías de la ópera e hicimos algunas compras.
El jueves 29 fuimos a visitar la ciudad de las ciencias descubrimos cosas muy interesantes vimos una película en una pantalla semicircular (la géode) y no pudimos entrar en el planetario por fallos técnicos. También aprovechamos para hacer las últimas compras en el centro, los recuerdos y souvenirs. Todo el mundo compró algo, era el último día.
El viernes 30 nos despedimos de París con un sabor agridulce. Yo quería volver a Sevilla pero por otra parte no quería dejar una ciudad que me había encandilado.Creo que ha sido una experiencia para repetir en cualquier momento y además he mejorado mucho mi nivel de francés he aprendido y adquirido acento, que me faltaba. Además es muy reconfortante poder comprobar que algo que has aprendido te sirve.

Despedidas

Ni me acordaba de que este texto había salido de las entrañas de mi mente. Lo escribí en tercero de la E.S.O. calculad la edad porque yo ya la he perdido. Es admirable ver cómo Cronos (o Saturno, siempre fui más griega que romana) va devorándonos a su paso. En teoría lo compuse para el periódico del instituto pero se quedó olvidado... nunca pensé que lo publicaría pero helo aquí. Me alegra ver que he depurado mi estilo.

Jamás entenderé a la naturaleza humana, porque hay casi tantos tipos de personalidades y caracteres como estrellas en el firmamento, o incluso más. No hay conocimientos de este tipo en los libros, el único conocimiento del que nos podemos valer es de la experiencia y de los adquiridos al vivir la vida.
Todos los días nos despedimos. Es algo cotidiano. Si bien un “Te veo mañana” no es igual que una despedida para largo plazo como un “Hasta la próxima”, eso es un hecho. Pero, ¿Por qué ese odio preconcebido a las despedidas? Pues bien, esto se debe a que una despedida implica separación, tanto física como psicológica, esta, a su vez, conlleva distancia, y, según dicen, la distancia hace el olvido.
Podemos deducir mucho a través del comportamiento en una despedida, de una persona. Los hay que se abrazan, otros se besan en la mejilla y los más correctos, se estrechan la mano. Hay un grupo de personas que no dudan en manifestar su rechazo hacia estos acontecimientos con una lacónica frase: “Odio las despedidas” esta frase es propia de hombres rudos (muy a lo Humphrey Boggart para que se me entienda) o de mujeres atrevidas. Pero esta frase oculta tras de sí otra: “No puedo soportarlas porque me hacen llorar, así que acabemos con esto de una vez”. Sí. Las personas que se ocultan tras una coraza de rudeza, son, a mi entender, las más sensibles, pero por alguna razón no se encuentran a gusto con su vida o con el mundo y recurren a este método, para protegerse.
He llegado a la conclusión de que odiamos de esta forma las despedidas porque las enfocamos de forma errónea. Siempre tendemos a pensar en despedidas como, adiós para siempre y no es así. El destino es caprichoso, los hechos se entrecruzan en una urdimbre tejida por las agujas del tiempo y nunca se sabe. Días, semanas, meses e incluso años pueden transcurrir para que se produzca un encuentro casual con aquella persona que despedimos creyendo que no íbamos a volver a ver, pero jamás hemos de desechar esa posibilidad.
Hay despedidas que realmente son para bien. Despedir una mala etapa de tu vida, decir adiós a una amistad que no te conviene, dejar atrás esa casa que tiene tantos recuerdos pero para dirigirte a una mejor…
Despedidas para todos los gustos, en todas las situaciones y con cualquier tipo de persona con su respectivo carácter. Decía Jonh Lennon que “la vida es aquello que te sucede mientras tú te empeñas en hacer otros planes”, y nada más lejos de la realidad. Definitivamente, espero que este escrito ayude a comprender mejor la naturaleza humana aunque sólo sean meras conjeturas de esta mente hiperactiva. Si tienes que despedirte, hazlo pensando en positivo, sé optimista. Aunque alguien dijese que “un pesimista es un optimista con experiencia”. No le creas, porque esa persona si que era pesimista. Lamento no recordar el autor de esta cita, pero lo importante son las palabras, los textos eminentes. Si alguien conoce quien dijo esta frase, que lo diga, se lo agradecería eternamente.

La guerra de los Bachilleratos

Todos los niños, cuando se dan cuenta de que no están solos en el mundo, comienzan a asediar a sus progenitores y a todas las personas que conocen con una pregunta fácil de formular y compleja de responder: “¿Por qué…?” Estas dos palabras se repiten sin descanso, hasta la saciedad, incluso llegando a límites absurdos e inexplicables, somos pequeños científicos, diminutos filósofos. Con media docena de años, cuando nos cargamos la mochila a la espalda, empiezan a abrirse nuestros horizontes. Todo es nuevo, ignoto, todo está por explorar… La Curiosidad comienza a despertarse de su letargo y reclama ser atendida. Entonces somos fácilmente impresionables, nos entregamos al saber con vehemencia, con la inexperiencia del neófito. Experimentar e investigar se convierten en nuestras únicas preocupaciones. Con rostro absorto escuchamos las historias relatadas por nuestros profesores y abuelos, ¡Y el mundo nos parece tan vasto y misterioso! Aventurarnos en él y preguntarnos por lo desconocido se convierte en algo natural, avanzamos con paso sigiloso, cuidadoso pero incontenible y firme.
Esto es así, al menos hasta que nos revelan el final de la historia.
Crecemos, y nuestros conocimientos con nosotros. Cuando llegamos a la docena de años, nuestra vanidad nos hace creernos dueños del mundo. El aburrimiento hace mella en nuestro espíritu y allá donde antaño encontrábamos mundos inexplorados y recónditos hoy encontramos distorsiones de una vaga fantasía. Es imposible redescubrir lo ya descubierto. La pasión muere. Se marchita cual rosa en invierno y nos damos por vencidos, creyendo que nada queda por hacer, cuando sólo hemos dado el primer paso. Seguimos caminando, ¡Sí, pero a regañadientes! ¿Qué otro remedio nos queda? Pero recibiendo siempre el mismo punto de vista, la Creatividad ve cortadas sus alas. Y cuando uno se ve obligado, cuando quizás no se haya repuesto de tal varapalo, cuando tal vez no sea capaz de decidir sobre las cosas más banales y triviales, ¡Sí, obligado! ¡Forzado a decidir sobre un asunto tan trascendental como su futuro! Se encuentra con que todos los esquemas conocidos se derrumban a sus pies. Y nada vuelve a ser como antes.
Con esto sólo he querido introducir el tema, he llegado a la situación en la que me encuentro y hablaré sobre el presente. A los dieciséis años, cuando uno desea continuar con sus estudios y acceder a la Universidad se ve en la terrible tesitura de elegir. ¡Elegir estando indeciso! Gran contradicción la nuestra, máxime cuando las opciones son tan reducidas y todo el universo conocido se escinde en dos mitades irreconciliables. Enfrentadas, tratando de imponerse la una a la otra, cuestionándose… Craso error. Nosotros los Estudiantes, debemos guerrear no entre nosotros, compañeros, compatriotas al fin y al cabo, sino contra la Ignorancia y no usando la espada, sino la pluma. Siempre se ha dicho que esta última es más fuerte. Pero nos empecinamos en dar pie a una guerra civil y esto sólo nos hace débiles.
Intentaré ahora exponer mi tratado de Paz, esa paz tan necesaria como la que impuso Augusto al Imperio romano, reflejada en el Ara Pacis Agustae. Sin embargo, no ocultaré mi procedencia estudiantil, soy una estudiante de Humanidades, y mis simpatías virarán hacia esta rama, no obstante trataré de ser lo más imparcial que mi alma amante de la cultura clásica me permita.
Parafraseando a César en su inicio de De bello Gallico (La Guerra de las Galias) podríamos decir: Sapientia est omnis divisa in partes duis, scilicet, Scientia et Littera (Toda la sabiduría está dividida en dos partes, a saber, Ciencias y Letras). Esto supone una limitación enorme y horrible. ¡Como si a uno le estuviese mandado confinarse en una de las parcelas del conocimiento de forma irrevocable! No se ha de controlar de manera tan férrea el deseo de aprender, porque ambas divisiones son, a la larga, una parte mínima de ese patrimonio espiritual humano, inmaterial pero de valor incalculable: la cultura. Deberíamos saber valorar toda la senda que nuestra especie ha hollado antes que nosotros y aprovecharla. Deberíamos ser como Da Vinci y Copérnico, hombres del Renacimiento, interesados por todos los ámbitos del saber. Y, sin embargo, se nos raciona el sapere aude (Atrévete a saber) cuando la Curiosidad es irrefrenable.
En tal estado de cosas nos encontramos cuando enfrentamos apotemas contra ablativos absolutos, a Jenofontes contra Kepler, derivadas contra sinestesias… y seguimos queriendo sobreponernos los unos a los otros. Algunos, diciendo que las lenguas de Homero y Cicerón son lenguas muertas, otros, que de nada sirven esos conocimientos abstractos de los que tanto alardean… y así uno y otro bando se lanzan tales acusaciones sin esperar nunca solventar sus problemas.
Lo cierto es que, a mi juicio, son las Ciencias Humanas las que aportan un sustrato cultural más profundo y rico, más provechoso. Conocer la historia de la Humanidad implica evitar reproducir errores pasados. Conocer los étimos grecolatinos implica adquirir gran riqueza léxica, amplitud lingüística, desenvoltura, oratoria, retórica… Sí. Hemos de vivir comunicándonos, queramos o no. Y aunque ahora la palabra no tenga tango valor como en Roma, en la que Cicerón subyugó con su verbo solemne a Catilina, descubriendo su conjura, la necesitamos para vivir, sentir, expresarnos… Ya lo decía la Biblia In principio erat verbum (Al principio existía la palabra) todo surgió de ella. Pero no sólo eso, nuestras raíces políticas están en Roma, el Derecho tal y como lo conocemos hoy en día también surgió en la Ciudad Eterna. Y la Filosofía tiene por cuna Grecia, el otro gran Imperio. Sí, la Filosofía, el amor a la Sabiduría. Creo que no hay otra disciplina con una visión tan privilegiada, múltiple y caleidoscópica, tratando de encontrar respuesta a las grandes preguntas que nos persiguen desde antiguo. Preguntas atemporales y trascendentales, con cuyas reflexiones y respuestas configuramos nuestra vida y nuestro pensamiento.
Las llamadas Ciencias puras son disciplinas, aunque tan encomiables como cualquier otras, frías, inexpresivas, abstractas, de una exactitud escrupulosa y casi despectiva, sin segundas interpretaciones posibles… Y aún así, ¿Quién soy yo para cuestionar las decisiones ajenas? ¿Podría pasar por alto los grandes avances de la Ciencia? Mi opinión importa bien poco, y he de reconocer que la Ciencia también garantiza que la vida sea posible. Desentrañan los misterios de nuestro interior de otra manera, conocer al hombre en un aspecto fisiológico es casi tan importante como conocerlo a nivel psicológico. Por otra parte, tratar de reducir todos los fenómenos físicos a una cadena lógica infalible resulta fascinante.
Por ello, si ambas persiguen el mismo y loable fin, ¿Por qué separarlas? Nos vemos obligados a renunciar a una parte de nosotros, a algo que nos interesa. Yo hubiera querido de grado mezclar ambas ramas pero no pudo ser así. Cierto que el tiempo es limitado, pero debería otorgársenos un poco más de libertad para decidir. Aún veo mi futuro incierto y haber estudiado en la frontera me hubiese aclarado las ideas, me hubiese dado el tiempo que ahora me falta para construir mi proyecto vital.
Así que, proseguiré mi declamación diciendo Beatus Ille (dichoso aquel) que puede estudiar el teorema de Arquímedes, las tres leyes de Kepler, la de la gravitación universal, la teoría de la relatividad y, a su vez, traducir con entusiasmo a Apolodoro, leer con fruición a Dante y a Petrarca, embeberse de la perfección de la Capilla Sixtina. Combinar a Mendel y a Mendeleiev con Shakespeare y Molière… Ser, en definitiva, sabios eruditos como Goethe. Bendito aquel que puede, como diría Pérez Reverte, “descubrir la patria que realmente merece la pena”. Esta, amigos, no es otra que la educación y la cultura. La urbanidad, sí, pero también la facultad y la madurez para crearnos nuestras propias opiniones, para reflexionar, reencontrarnos con nosotros mismos y analizarnos desde dentro y fuera. Ser esa transición platónica entre el mundo sensible y el de las Ideas, pudiendo combinar elementos tan dispares. Ojalá se nos permitiese elegir de esta manera y no tener que someternos a esta rigidez que no nos lleva a ninguna parte.

Emulando a Goethe: una carta de (des)amor


Lo cierto es que me encantan todas esas asignaturas que te obligan a escribir y a pensar en lo que escribes, a justificar lo que dices. En literatura universal nos mandaron como trabajo escribir (salvando las distancias) una carta que se asemejase a una de las de la obra las cuitas del joven Werther de Goethe. Estupenda novela. Si pensamos que pertenece a la etapa de juventud de su autor, no quiero ni imaginarme como será el Fausto su obra maestra y de gestación larga, más que un embarazo de elefante... Por cierto, Goethe es uno de esos personajes interesantísimos, vale la pena informarse acerca de su vida y de su obra. Muy recomendable. No voy a decir quien es el inspirador de tales líneas, puede que en realidad no haya correlato real. Sin más dilación os expongo el texto:



21 de Febrero

Querida Cecilia:

¡Se ha ido! ¡Me ha abandonado para siempre! Lo único que hallé esta mañana frente a la puerta de mi habitación fue una lozana rosa blanca como despedida, ¡Ay! Mi corazón se ahoga en conjeturas que nacen de esta vana fantasía. ¿Realmente deseaba él marcharse? Amiga mía, te juro que esta obsesión acabará conmigo. Las sospechas de mis padres lo habrán apartado de mi lado, sin duda pensaban que él era demasiado mayor, demasiado atolondrado… ¡Que su “amistad” no me convenía! ¿Acaso pueden ellos adjudicarse el derecho de gobernar mi corazón, que sólo me pertenece a mí… y a él? Créeme, ¿Puede la distancia separar dos almas fielmente sincronizadas, cual la maquinaria de dos relojes a las que el Divino Relojero hubiese dado cuerda al mismo tiempo? ¡Ah! Si estuvieses aquí te hablaría de la dulzura de su risa, de la calidez aterciopelada de su voz, de la paciencia que derrochaba en nuestras eternas partidas de ajedrez… él se dejaba ganar sin disimulo, mientras yo me embebía de su hermosura al tiempo que el sol declinante de la tarde se filtraba por entre las ramas de los nogales haciendo destellar su ensortijado cabello con reflejos rojizos, ¡Con que pasión ejecutaba las más enrevesadas fugas en el olvidado clavicordio del salón! ¡Ay de mí! Estos gratos recuerdos se convierten ahora en puñaladas envenenadas que me atraviesan el pecho. Mis lágrimas regarán esta flor cuando la plante, ¡Contiene su recuerdo y su fragancia! Tal vez crezca, empapándose del amor. Quizás pueda alimentarse de la poca esperanza que me queda. Te rogaría que vinieses a visitarme lo antes posible, temo ser incapaz de soportar este dolor en soledad. Ni siquiera sé si debería sucumbir a los arrebatos de rebeldía que sacuden mi mente y escapar de la férula paterna… ¡Oh! ¿Qué he de hacer? ¡Dímelo tú, mi estimada confidente! He perdido las riendas y el sentido de mi vida… mas, ¡Hasta pronto! La angustia ya me supera… ¡Ven a verme, te lo suplico! ¡Hemos de hablar de tantas cosas!

sábado, 27 de febrero de 2010

Manifiesto de los griegos


La Hélade estaba en horas bajas, amenazada por los Medos. Atenas y Esparta pusieron fin a sus hostilidades y se aliaron contra un enemigo común y exterior (tras las guerras médicas se crearía la liga de Delos) y las victorias helénicas se sucedieron...
Podría ser el comienzo de una novela histórica, pero no es así. Pido disculpas si las reseñas históricas no son las correctas. en realidad quiero introducir un texto que escribí hace poco.
En 2º de Bachillerato, ponerse de acuerdo es imposible y las optativas se pisan la una a la otra. Para fijar fechas de exámenes hay que hacer malabares. El grupo de griego al que pertenezco normalmente se ve ninguneado a la hora de tomar estas decisiones, somos sólo siete los valientes hoplitas que nos atrevemos con la lengua de Hesíodo, seis de los cuales compartimos clase. Ante semejante minoría de patricios, hacer que se respeten nuestros intereses es poco menos que imposible. Una vez se colocó un examen de Filosofía (de Sócrates, compatriota espiritual nuestro) que nos coincidía con uno de gramática griega. Nos opusimos sin alcanzar quorum y yo quise dejar patente que no era justo que siempre hubiésemos de sufrir el rechazo y la ignorancia los mismos alumnos. El ardor de oradora se despertó en mí y redacté el siguiente manifiesto que fue leído en clase. La eclesía lo tomó como mera retórica siciliana, pero yo lo expongo para que se vea la interpretación que subyace, ¿Dónde quedó la democracia directa ateniense de Pericles? Lejos, muy lejos... y nuestros compañeros de latín no supieron apoyarnos... no les guardo rencor alguno, sólo quise hacerles reflexionar. Cabe decir que me gustó el resultado del escrito que hice y que en el original pueden verse las firmas de todos nosotros. He modificado un poco el final...
He aquí el texto:
No hablo yo, que habla mi clase por mí y yo por mi clase, el senado y el pueblo romanos, que diría César.
Ante los acontecimientos que se han venido produciendo, nos hemos visto obligados a pronunciarnos. Nuestras peticiones han sido destruidas de la misma forma que lo fuera Ilión (y en menos de diez años de asedio), porque somos una minoría entre minorías. Nosotros, los estudiantes de la lengua de Homero, queremos exponer que las enrevesadas formas de la gramática griega son equiparables en dificultad a los algoritmos y de ello darán buena fe los estudiantes de ella el año pasado. Algunos de los cuales, desertores, no nos han apoyado ni se han solidarizado con nosotros a pesar de tener conocimiento de causa, ellos, este año, han huido del griego como huyera Dafne de Apolo.
Nosotros seguiremos oponiendo resistencia numantina ante hechos como los ocurridos hasta ahora. En cualquier caso, no hemos venido a hacer de oradores ante la asamblea, ni a repetir, como Catón el Viejo aquello de “
Cartago delenda est”, porque Cartago no debe ser destruida, sino, a todo caso, lo deben ser el egoísmo, la falta de compañerismo y la irresponsabilidad. No iniciemos una guerra como la del Peloponeso, entre iguales, porque los atenienses y los espartanos eran griegos ante todo y habitantes de la Hélade y nosotros, estudiantes de Ciencias Humanas o de Ciencias Sociales somos, en última instancia, estudiantes, y por tanto, compañeros. No nos enfrentemos pues, que el curso es largo y arduo y no conviene comenzarlo de esta manera.
Reclamamos algo simple, que se nos oiga y tenga en consideración y para ello creemos oportuno crear un triunvirato, o alargando el símil, la elección de un delegado o delegada que nos pueda representar y que esté recogido oficialmente, sin que los estudiantes de Ciencias Sociales monopolicen estos cargos y no nos den oportunidad para expresarnos. Así, en caso de conflicto habrá equidad para dirimirlo y además, ambos representantes podrán acudir, llegado el caso, a las sesiones de evaluación.
Sin más, nos despedimos esperando se nos comprenda y que no tengamos que exclamar “
alea iacta est!” invocando a la suerte cada vez que decidamos colocar una fecha importante en nuestro calendario o lo que es lo mismo, exclamar ad Kalendas graecas! Es decir, nunquam!
Fdo. Los estudiantes de griego de 2º de Bachillerato.

Palabras...


Siempre me ha gustado escribir. En general sobre lo que sea, a veces me encuentro uniendo palabras mentalmente sin saber si las plasmaré en un papel o no... Quizás por eso he creado este blog, para obligarme a escribir con orden y concierto y agrupar todos esos pensamientos inconexos que me asaltan cada día. Intentaré dar una visión sobre lo cotidiano que se aleje de la cotidianeidad, espero que tú, lector, sepas aceptarlo y divertirte tanto leyéndolo como yo redactándolo. He aquí mi homenaje a las palabras, esas grandes aliadas de las ideas que hoy por hoy parecen perder su valor en un mundo en el que imperan los hechos y los actos, algunos bastante reprobables... Pero ya se sabe "inter armas silent leges" (Entre las armas enmudecen las leyes) En fin, sólo me resta decir incipit vita nova (empieza una nueva vida)