miércoles, 2 de junio de 2010

Manifiesto para los que somos el futuro...

Así titulé el discurso que di en el acto de clausura de 2º de Bachillerato, con voz temblorosa y casi llorando al final. Para todos aquellos que me lo han pedido, aquí está. En cuanto a la música de fondo, se trataba de una versión del canon de Pachelbel tocada con arpa y guitarra, muy relajante, a ver si encuentro algún modo de subirla. Gracias a todos, llevaré vuestro recuerdo siempre.

Parece mentira, pero todo termina. El tiempo se nos ha escurrido como agua entre los dedos, sin apenas percibirlo, sutilmente. Hemos concluido satisfactoriamente una de nuestras etapas estudiantiles, por ello, debemos dar las gracias a este plantel de profesores que nos ha formado y guiado por esta ardua senda que es el estudio. Pero este momento que se nos plantea a partir de ahora es el que podríamos denominar “ahora depende de nosotros”. Hasta este preciso instante hemos caminado de la mano de nuestros progenitores y profesores, ¿Qué es ser educado, sino ser conducido? Sin embargo, ahora toca comenzar la andadura por nosotros mismos. Esto no significa una escisión total, porque cada vez que recordemos lo que estos profesores nos ayudaron a aprender, los rememoraremos a ellos, y a esta “alma Mater” que ha sido este centro. Decía Isaac Newton que “lo que sabemos es simplemente una gota de agua en el océano”. Yo pienso que cada gota de conocimiento que aportamos es un medio para mejorar nuestro mundo. Ese es ciertamente el verdadero reto de nuestro tiempo. Nosotros, que somos el futuro, la esperanza, debemos plantearnos cómo podemos mejorar el presente desde nuestra actividad profesional. Esta alentadora utopía es el proyecto que hemos de afrontar. Pero únicamente será posible lograrlo entre todos, aunando fuerzas, avanzando juntos. Si nos enfrentamos a los problemas con amplitud de miras, si contraponemos opiniones y tratamos de llegar a acuerdos, no habrá ningún conflicto irresoluble: el diálogo es la llave del futuro. La ilusión, la curiosidad, la disciplina, el afán de autosuperación… inherentes a la condición del estudiante, nos serán necesarios para alcanzar el éxito en cualquier campo, en cualquier etapa de nuestra vida. Compañeros, ahora sólo resta decir, aunque con tristeza, que la suerte está echada y que comienza una vida nueva, incipit, vita nova! Muchas gracias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muchas gracias por subirlo, el discurso es precioso. Como sabes no lo puede oir pero entiendo que tuvieras la voz temblorosa anta tan sincero mensaje un beso y que te vaya muy bien en la vida

Ana R.