miércoles, 27 de abril de 2011

Opus nº1: "Crónicas de una nefelibata errante"

Es tarde. Es tarde y escribo. Era ya imposible controlar este monstruo que dormita en mí y que me despedaza alimentándose de mis ideas, este nudo en la garganta, este veneno que me aguijonea, el calor de las lágrimas asomándose a mis ojos... los delirios de inspiración pueden ser terribles. Entonces se abre la puerta de la vesania con un melodioso chirrido y te conviertes en tu juez y en tu verdugo. Hundirse en la noche, en tu propia pesadilla, luchando contra la incertidumbre... no. Jamás. Es por eso que prefiero ver este río de tinta fluir como sangre de mis venas, aliviando un dolor perenne. ¿esto es un monólogo interior, un experimento, una escritura automática desautomatizada? No sé. Sólo sé que escribo y escribo, perfilando con trazos mis emociones.
Es dolorosa esa sensación de vacío cuando tus alas se quiebran y te abandonan. Nacemos ángeles y nos tornamos demonios, abrazando angustiosamente la corrupción que precede cada paso en este mundo. Resistirse es en vano. La dulce y eterna promesa ¿es una idealización efímera?
Luego te entregas, como una flor a su última primavera, derramando su pureza en pétalos desordenadamente. Me ha vuelto a desdeñar la caprichosa y fragante estación con sus falsos juramentos.
Mientras tanto, te deshaces en rubíes, flotando en una catarsis de desvarío. La salvación se me escapa entre mis tremulosos dedos.
¿La has ahuyentado de nuevo?

No hay comentarios: