martes, 20 de marzo de 2012

Opus nº7: apocalipsis espiritual

A veces juego a entender la vida, pero siempre acabo perdiendo.
¿Y si ya no hubiese un mañana que esperar? ¿algo por lo que luchar? ¿una persona por la que no dejar de respirar?
¿Y si ya no hubiese caminos que transitar? ¿errores de que aprender? ¿un pecado por el que sucumbir?
Demasiadas palabras inútiles para expresar emociones que se desbordan, dispersas, salpicando el firmamento, ¿y si las lágrimas fuesen insuficientes? De la nada naces y, a veces, en la nada te disuelves. 
¿Y si el Tiempo dejase de juzgarnos? ¿Y si el Arte se quedase vacuo, sin perdurar en el Tiempo, sin sobrepasarlo? Mi espíritu se ha quedado mudo, desorientado, resignado, ¿y si ya no se pudiese avanzar sin retroceder? 
¿Y si no mereciese la pena herir el aire con mis quejas? En ocasiones la belleza del silencio está soterrada, cuando el silencio queda huérfano de significado la soledad ha vencido. 
¿Y si la Belleza no es más que una mentira que nos atrae a un destino fatal? ¿Y si el Destino sólo fuesen pretensiones ajenas, algo que no nos pertenece por no haberlo decidido? No dejes que nadie sueñe por ti si no buscas que las pesadillas te devoren.
¿Y si no pudieses cumplir expectativas ni propias ni ajenas? El peor enemigo reside en nuestro fuero interno en forma de dudas, demasiadas preguntas y pocas respuestas, pero las preguntas están ahí iluminándonos en la incertidumbre.
¿Y si ya no quedase nada?
A veces juego a entender la vida y abandono, por inercia, la partida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todas esas preguntas tendrán respuesta si tienes la suficiente paciencia para que se te revele su enigma.