domingo, 28 de febrero de 2010

Despedidas

Ni me acordaba de que este texto había salido de las entrañas de mi mente. Lo escribí en tercero de la E.S.O. calculad la edad porque yo ya la he perdido. Es admirable ver cómo Cronos (o Saturno, siempre fui más griega que romana) va devorándonos a su paso. En teoría lo compuse para el periódico del instituto pero se quedó olvidado... nunca pensé que lo publicaría pero helo aquí. Me alegra ver que he depurado mi estilo.

Jamás entenderé a la naturaleza humana, porque hay casi tantos tipos de personalidades y caracteres como estrellas en el firmamento, o incluso más. No hay conocimientos de este tipo en los libros, el único conocimiento del que nos podemos valer es de la experiencia y de los adquiridos al vivir la vida.
Todos los días nos despedimos. Es algo cotidiano. Si bien un “Te veo mañana” no es igual que una despedida para largo plazo como un “Hasta la próxima”, eso es un hecho. Pero, ¿Por qué ese odio preconcebido a las despedidas? Pues bien, esto se debe a que una despedida implica separación, tanto física como psicológica, esta, a su vez, conlleva distancia, y, según dicen, la distancia hace el olvido.
Podemos deducir mucho a través del comportamiento en una despedida, de una persona. Los hay que se abrazan, otros se besan en la mejilla y los más correctos, se estrechan la mano. Hay un grupo de personas que no dudan en manifestar su rechazo hacia estos acontecimientos con una lacónica frase: “Odio las despedidas” esta frase es propia de hombres rudos (muy a lo Humphrey Boggart para que se me entienda) o de mujeres atrevidas. Pero esta frase oculta tras de sí otra: “No puedo soportarlas porque me hacen llorar, así que acabemos con esto de una vez”. Sí. Las personas que se ocultan tras una coraza de rudeza, son, a mi entender, las más sensibles, pero por alguna razón no se encuentran a gusto con su vida o con el mundo y recurren a este método, para protegerse.
He llegado a la conclusión de que odiamos de esta forma las despedidas porque las enfocamos de forma errónea. Siempre tendemos a pensar en despedidas como, adiós para siempre y no es así. El destino es caprichoso, los hechos se entrecruzan en una urdimbre tejida por las agujas del tiempo y nunca se sabe. Días, semanas, meses e incluso años pueden transcurrir para que se produzca un encuentro casual con aquella persona que despedimos creyendo que no íbamos a volver a ver, pero jamás hemos de desechar esa posibilidad.
Hay despedidas que realmente son para bien. Despedir una mala etapa de tu vida, decir adiós a una amistad que no te conviene, dejar atrás esa casa que tiene tantos recuerdos pero para dirigirte a una mejor…
Despedidas para todos los gustos, en todas las situaciones y con cualquier tipo de persona con su respectivo carácter. Decía Jonh Lennon que “la vida es aquello que te sucede mientras tú te empeñas en hacer otros planes”, y nada más lejos de la realidad. Definitivamente, espero que este escrito ayude a comprender mejor la naturaleza humana aunque sólo sean meras conjeturas de esta mente hiperactiva. Si tienes que despedirte, hazlo pensando en positivo, sé optimista. Aunque alguien dijese que “un pesimista es un optimista con experiencia”. No le creas, porque esa persona si que era pesimista. Lamento no recordar el autor de esta cita, pero lo importante son las palabras, los textos eminentes. Si alguien conoce quien dijo esta frase, que lo diga, se lo agradecería eternamente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Celebro tu optimismo. El pesimista se pone siempre en lo peor, se cierra a la esperanza. Yo también prefiero pensar en positivo, aunque el ser humano deja mucho que desear y su egoísmo nos ha llevado a los graves peligros que amenazan al mundo.
En cuanto a la frase "un pesimista es un optimista con experiencia", he visto en internet que se atribuye a François Truffaut, actor y director de cine francés. Yo conocía otra frase parecida: "Un pesimista es un optimista bien informado", cuyo autor parece ser Antonio Mingote.
Un profesor que te estima

Helienne dijo...

Gracias, soy lo peor para las citas, nunca recuerdo el autor, será porque lo importante es lo que se dice y no quien lo dice...