viernes, 6 de mayo de 2011

La señal, el cuchillo o el aviso del karma

Ella observó sus manos cubiertas de espuma, se hallaba en mitad de un acto tan prosaico como el de fregar los platos tras una copiosa cena. Era algo tan rutinario y mecánico que su mente se  distanció de ella y comezó a vagar entre desvaríos. "Alguien debe sentirse muy vacío si se abandona en los brazos de la muerte.-se dijo-Si sólo ansía volar a sus brazos para dormir el dulce sueño que lo aparte de la vida. Si sólo se siente vivo paledeando los últimos instantes de su existencia, aprovechando el estertor final". Jugueteaba con un cuchillo enorme que él había usado para cortar el queso de la cena y de repente, sintió que su hoja atravesó la tierna yema del pulgar de su mano izquierda reblandecida por el agua. El cuchillo se hendía cada vez más en su carne hasta que se le escurrió de las manos y acabó danzando sobre las baldosas, empapándolas. Percibió cómo el líquido elemento penetraba en su sangre, aguándola, y notó el dolor atravesándola como un rayo que la escindiese en dos. Su respiración se volvió irregularmente frenética y las lágrimas la obligaron a ahogar un suspiro que hinchió su pecho. Si jamás se ha sentido, amor, rechazo, cariño, apego siquiera... si no se ha golpeado la retina con la belleza, si alguien no se ha indignado, o encrespado por el odio... o peor, si alguien ha sentido la penetrante falsedad que inunda a todas estas sensaciones cuando son impostadas. Alguien así no ha vivido y busca resarcirse, busca un destino, un camino, aunque un cuchillo deba marcárselo. Ella lo comprendió y desde entonces la herida la atormenta y la guía al mismo tiempo.

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